viernes, julio 20, 2012

Cuarto Propio



Estoy viviendo los últimos días de este año académico en este cuarto. (El comienzo y fin de año en el hemisferio norte, es raro para un ente nacido y criado en el sur).
Miro alrededor y me veo multiplicada por todas partes.  Los pañuelos buscando su espacio en la puerta del clóset.  Las imágenes que me cautivaron esparcidas por la pared.  La decena de cremas que disfruto en rituales diurnos y nocturnos.  Los papeles y libros definiéndome en el mueble al costado del escritorio.  El sinnúmero de tés sobre el refrigerador.  La mesita de diario que me hizo tan feliz compartiendo con los amigos.
Es una saudade intensa.  No nostalgia, porque es feliz. 
Estoy sintiendo la profunda felicidad de sentarme a contemplar que eso que he querido tanto, aquí está.
El mapamundi frente al escritorio, abierto, esperando la ansiedad juvenil de recorrerlo de punta a cabo.  La exquisita inocencia de saber que tal vez no pueda hacerlo.  Pero aquí enfrente parece tan recorrible…
Las penas y alegrías de estos meses inolvidables.  De la nieve cayendo en los árboles esqueléticos del Mountsouris, y la alegría sonriente de sus abultadas ramas este verano.  El teléfono sobre el escritorio.  Mudo testigo de conversaciones incontables.  Suena a fetichismo de objetos.  Y lo es.  Pero también es más que eso.  Es la representación de la libertad para construir el cuarto propio.
Radio FIP sonando y rellenando los cuatro costados de este cuarto.
La libertad de pelear por lo que más queremos.
Porque a eso venimos.
(Y la libertad de poder contarlo también).